EN ESTABLECIMIENTOS EDUCATIVOS

A cualquier edad pronto se comprueba cuánto de bueno es posible conseguir en estos formidables ejercicios que abren puertas a la fantasía y a la comprensión. Nos permiten detectar más finamente esas emociones por las que atravesamos a diario, reconocer el origen emocional de esas fantasías sean éstas maravillosas o aterradoras según nazcan del amor o de emociones más odiosas, de todos esos sentimentos que surgen naturalmente en nuestro contacto diario con las personas, los lugares, los objetos. Y lo más importante: la Educación Emocional ofrecida desde temprano estimula esa gama de facultades intelectuales, sensoriales, anatómicas, perceptuales que permiten operar con conocimiento y preservar la salud, la alegría, la curiosidad.  

Siempre resultó mejor prevenir que curar. Y el ejercicio de motivar con eficacia ha sido para muchos una tarea difícil.  Una educación emocional completa, que incluya los magníficos alcances del lenguaje y el poder del pensamiento estratégico resulta una medida preventiva de excelencia y un potente motor para poner en marcha los proyectos.

En este aspecto, el hogar y la escuela tienen particularidades válidas para ofrecerse como medio preventivo y formador.   El  hogar y la escuela son los principales incubadores de emociones; tanto de las enaltecedoras como de las limitantes. Ofrecer Educación Emocional justamente en entornos formadores y educativos es ofrecer un aporte de consecuencias deslumbrantes: los vínculos mejoran, las enfermedades recurrentes desaparecen, el rendimiento general del alumno y sus capacidades latentes se potencian, el clima del hogar conflictivo regresa al equilibrio. Y fundamentalmente: se ahorra las angustias en tratamientos innecesarios o abusivos. Organizaciones como la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos,  o LuchaPorLosNiños.com  pueden dar cuenta del desencanto y desesperación vividos por millones de personas, incluyendo a un número cada vez más grande de padres en la actualidad con sus hijos medicados con psicofármacos peligrosos experimentando sus nefastas consecuencias. Los docentes no están al margen de este registro; se observa una notable cantidad de docentes con necesidad de sedantes y tranquilizantes.   En la actualidad, el aula es fiel testigo de proliferación de síntomas que caracterizan esta era y que son el resultado directo de un desequilibrio emocional entre los cuales, el TDAH (trastorno de déficit de atención e hiperkinesis) parece expandirse a pasos de gigante. La mayoría de estos síntomas y desvíos de la conducta pueden evitarse con solo algunas correcciones aplicadas a tiempo al esquema familiar y también en el aula; y en esta tarea de observación y corrección, la escuela puede ayudar mediante el uso estratégico de la palabra; aplicando recursos del Coaching, la Programación Neurolingüística, estrategias de motivación. Demasiados desórdenes de la conducta, demasiadas enfermedades, fracasos en la escuela y fracasos en la vida nacen de la falta de información; de la ausencia de un tipo de capacitación tocante a la vida emocional que en estos tiempos resulta indispensable. Tanto el padre como el docente recibe con agrado progresos propios en su gama de emociones y el progreso que observa en los jóvenes a su cargo; la desaparición de síntomas que solían perturbar es siempre motivo de celebración sincera.  La Educación Emocional resulta a todas luces un tipo de formación humana de rango superior anticipando ventajas que no deben desestimarse.

Educar emocionalmente es una medida que funciona. No solamente sirve para derribar bloqueos y evitar problemas, sino para potenciar los atributos más destacados de la personalidad, o del grupo. Alienta la búsqueda y fomenta el espíritu curioso para encontrar soluciones satisfactorias a circunstancias que de otro modo se presentarían como imposibles de resolver.

Mediante sencillas técnicas sale a la luz el potencial artístico, deportivo, intelectual de la joven personalidad, y sencillas prácticas estimulan su desarrollo. Ofrecer un entrenamiento que prepare desde jóvenes a razonar creativamente, a reaccionar desde un estado emocional saludablemente desapegado (no hiper-controlado) contribuye en la construcción de grupos humanos vibrantes, a mejorar el trabajo en equipo para hacer de los desafíos, objetivos realistas y alcanzables en la concreción de visiones más amplias sobre situaciones que presentan dificultad.

Entornos formadores como el hogar y la escuela merecen contar con herramientas que enseñen a los jóvenes a transitar el camino del desarrollo personal de un modo ágil y excitante que convierta el proceso de crecimiento y superación personal y/o grupal en un viaje apasionante. Enseñar a articular eficazmente emoción, pensamiento y acción, enseñar a orientar al pensamiento en direcciones funcionales, son aprendizajes magníficos para la vida: convierte a los desafíos en objetivos alcanzables y redundará en circuitos de mejoras personales y sociales difíciles de anticipar. Un aprendizaje práctico de estas técnicas de merecida popularidad tendrá su incidencia indiscutible y comprobable en todas las áreas del quehacer humano. Cada proyecto personal tratado en nuestras plataformas demostrará que el mismo es fuente de cautivantes hallazgos y que puede ser la raíz germinal de alegrías y sorpresas insospechadas.