Esos curiosos efectos paradojales

                                                                                                                                      
¿Ha tenido la experiencia de sentirse peor que antes con las Flores de Bach: con molestias nuevas o , como si el síntoma se hubiera agravado?  

¡Bingo!  

Lo más probable es que haya experimentado esos curiosos efectos paradojales tan frecuentes en tratamientos homeopáticos y en variadas formas de la medicina alternativa. 
Los efectos paradojales son un claro aviso de que se ha dado en el blanco con la fórmula. Estos síntomas confirman que se ha interpretado el problema desde la raíz y por lo tanto, la fórmula confeccionada ha tocado sus fibras más íntimas produciendo las movilizaciones que usted necesitaba. Por ello, no conviene interrumpir el tratamiento. 
Las Flores de Bach son recursos curativos a-tóxicos, no producen adicción ni contradicciones, no entran en conflicto con ningún medicamento tradicional. Por el contrario: contribuyen con él para bien del paciente. Ahora, si bien no son remedios convencionales, son sin lugar a dudas, energías altamente movilizantes que generan reacciones no solamente emocionales, sino también orgánicas de variada naturaleza e intensidad. No traen efectos colaterales adversos pero no es infrecuente la aparición de síntomas incómodos y una variedad de respuestas desconcertantes por parte del organismo conocidas como efectos paradojales. Una visión completa del problema y de las características y tendencias del paciente podría ayudar a predecir las respuestas que el caso arrojaría. Sin embargo, esto no es tan sencillo: cada persona lleva sorpresas, una historia personal con datos ocultos incluso para ella misma.

Comprender de qué se trata el efecto paradojal, por qué viene y para qué contribuye a persistir en un camino de cambios y mejoras. Una práctica irresponsable de las esencias, suele traer malestares emocionales: irritabilidad, impaciencia, llanto, depresión, ansiedad, etc. También, manifestaciones orgánicas desconcertantes: agravamiento del síntoma, cefaleas, diarreas,náuseas,contracturas, alteraciones en el sueño, taquicardias, disturbios digestivos, en piel, caída del pelo, fatiga, fiebre, resfríos, disfonías, etc. 
La lista de síntomas es larga , pero cualquiera sea el síntoma inesperado, durará unos pocos días, y cualquiera sea el grado de incomodidad, nada de ello degenerará en enfermedad.  Todo lo contrario: veamos
¿Cómo debe interpretarse, entonces, el efecto paradojal? 

Es la salida al exterior de lo que se estaba gestando, de alguna enfermedad latente, o de lo que ese organismo tiende a generar. No se trata de un elemento que ingresó en el sistema y causó mal sino todo lo contrario: el elemento ha iniciado un proceso de limpieza profunda (en mejor sentido más puro de esta palabra) De alguna manera estos elementos inteligentes obligan al individuo a desandar su camino y corregirse ya sea en sus ambiciones, en su manera de pensar o sentir. Esto como vía de purificación Los efectos paradojales deben entenderse como una manifestación de un proceso de purificación que se está llevando a cabo. Como consecuencia del impacto floral, toda anomalía fue llevada a la superficie, barrida al exterior. 
Toda anomalía gestándose y/o en estado latente, fue captada. El sistema ahora más vigoroso se encuentra en condiciones de desterrarla definitivamente desde la raíz si el individuo se embarca en tratar su caso con sabiduría y se anima a llevar a cabo los cambios que su vida merece. Para esto, los remedios comunes que calman el síntoma no alcanzan: su acción se focalizan en la química del cuerpo, no movilizan patrones mentales ni mareas emocionales. Aún curada la dolencia de la persona, el problema de base continuará latente si no toma medidas adecuadas y el reclamo interior reflotará tarde o temprano en variados síntomas incluso sobre diferentes áreas del cuerpo. Así vemos individuos que persisten afanosamente en ritmos de vida equivocados, o persiguen metas que, por su bien, no deberían o que tal vez ni ellos mismos eligieron. A lo mejor harán contracturas a repetición aunque no necesariamente en el mismo punto de su cuerpo. Tomarán analgésicos para calmar una variedad de dolores y aliviar una variedad de descomposturas pero si el problema raíz persiste, tal como una alarma, éste reverberará de mil formas posibles. Un día se lesiona la rodilla por un "paso mal dado", o se tuerce el pié "en medio del apuro", desarrolla una úlcera, una rinitis crónica, jaquecas a repetición, etc. (por mencionar expresiones del cuerpo de calibre menor).

Los tiempos de hoy hacen dificil la tarea de dar lectura a los síntomas y relacionarlos con la vida que llevamos. Es por eso que se produce esa suerte de quiebre interior, el sujeto se observa a sí mismo como a un objeto y lleva a su oído, a su rodilla, a su hígado o a su corazón a examinar para que le digan qué le está sucediendo. Y la visión del médico será válida. Su diagnóstico será acertado y, desde luego, el remedio recetado también: traerá alivio a su oído, hígado o corazón. Pero esta práctica médica eficiente sin lugar a dudas para devolver al órgano su funcionalidad, resulta insuficiente para cambiar las realidades humanas. Si bien puede suavizar temporariamente las mareas emocionales con la ayuda de ansiolíticos, no tiene medios para interpretar el reclamo de estas mareas emocionales y no concede al individuo herramientas eficaces para que pueda hacer algo productivo con estos datos provenientes de su interior y volver a un curso de vida satisfactorio en el que no se gesta enfermedad alguna. 
Este quiebre interior, esta no-comunicación es responsable de no pocas heridas, mal-funcionamientos y malformaciones (léase formaciones hechas de resaca de envidia, amargura, ansiedad, frustración, miedos, entre otros ingredientes cada vez más frecuentes en el mundo de hoy). De cuando en cuando el individuo siente acidez, y toma antiácidos. Siente pesadez, y toma más remedios. Al cabo de un tiempo cae en la cuenta de que "tiene algo malo" y en su desesperación se entregará a una terapia de "combate", tomará una batería de remedios, artillería pesada, y cirugías varias para extirpar "el mal". 
¿Qué mal hay que extirpar en primer lugar? 

Pensemos cuántas personas tienen problemas para cumplir consigo mismos en sus vidas. Se llame sentimiento de culpa, avidez de poder, competencia, miedos o por la razón que fuere, ven sus vidas cada vez más enredadas en esquemas que no han elegido. Y estos esquemas parecen cobrar vida propia y duplicarse. Los entornos tóxicos, las situaciones contrarias al desarrollo pleno de la persona, constituyen el principal caldo de cultivo para que la enfermedad vaya incubándose. Los remedios comunes no están diseñados para actuar directamente sobre el esquema de vida de alguien, tampoco están diseñados para dar lectura a una historia personal, interceptar un circuito mental, modificarlo y sanar al individuo desde la raíz del problema. Así, tantas personas necesitan de tantos medicamentos: para el hígado, para la presión arterial, para conciliar el sueño, etc. etc. Es que cuando hay un reclamo de vida proveniente del interior, hay que atenderlo. De lo contrario, el sistema no dará tregua, atestará al individuo con síntomas que son como timbres o alarmas cada vez más persistentes hasta que por fin se las tiene en cuenta. Piense cuántas personas han hecho cambios radicales en sus vidas recién depués del infarto, o después de esa operación difícil, etc. Han conseguido detenerse y reflexionar, y encontrar el real valor de las cosas recién después de estas duras lecciones y no antes. "Lo bueno no es necesariamente bello; lo bello no es necesariamente bueno" decía Jung.
Es que alimentadas de emociones adversas, las heridas guardadas en el interior, toman una forma, se abultan, pesan, ocupan un lugar y van creciendo. Igual que los esquemas de vida, van duplicándose y ocupando espacios en silencio. El tiempo que se toman para multiplicarse y extenderse hasta doler lo define cada organismo y la predisposición del individuo para atender a su dolor. Las expresiones orgánicas derivadas de estas heridas se comportan de este modo porque son producciones inteligentes y vivas. No son deshechos que el cuerpo elimine de un modo natural: tienen un comportamiento observable, crecen, se adhieren, siempre conservan su morfología, su estructura esencial. Tan inteligentes son algunas heridas emocionales que tienen la capacidad de ir mutando y pillar al medicamento de última generación.. (En cierta medida, la medicina tradicional fue perfeccionándose gracias a este tipo de inteligencia que le plantea desafíos sin tregua). 

La lectura desde el punto de vista médico-clínico puede arrojar una variedad de denominaciones difíciles y antipáticas. Algunas causan horror y estado de desesperanza. Pero ésta es sólo una lectura entre tantas y aún así, la medicina no niega el que toda enfermedad y toda manifestación orgánica tienen una raíz psicosomática. Ellas constituyen la viva metáfora de tantas situaciones, cosas o personas que se enquistan en nosotros, causan dolor y molestias variadas. El desafío que se plantea no consiste en pretender un mundo sin malos tragos, sino en aprender de las experiencias y en esforzarse por detectar el propio camino, aquello que concuerda con uno completamente, eso que trae felicidad y que está de la vereda de enfrente de la enfermedad.
Asi como las penas son la fuente de la enfermedad, el estado de alegría es la fuente de toda energía sanadora. El que se desvía de su camino, de su vocación, de su propio ser sufre y enferma.  El proceso energético inaugura un circuito beneficioso que puede entrar en conflicto con el esquema de vida de la persona. (En cierta forma intenta quitarlo de la zona cómoda). Obliga al sujeto a enfrentar eso que le es propio, eso con lo que venía conviviendo para que lo arranque de su vida, lo elimine y lo reemplace con eso que detecta que será de valor para su vida recuperando en el camino la salud en todas sus formas.
El campo energético, alterado positivamente, arroja manifestaciones físicas concordantes que facilitan esa lectura inteligente capaz de iniciar la acción adecuada. La química del cuerpo va modificándose en un proceso saneador, y sanador extirpando lo que realmente hay que extirpar sin importar el dolor que cause en ese proceso tan vital. Arroja hacia fuera cualquier toxicidad residual o en estado de gestación. Un abordaje floral responsable, --que no se limita a tomar las Flores de Bach-- ahorra tiempo, incrementa la lucidez, la satisfacción y devuelve esa maravillosa sensación de independencia: uno ve y comprende que es posible hacer algo creativo con lo que a uno le está sucediendo y se siente orgulloso de verse como el motor fundamental de todos sus progresos. Asiste orgulloso a una transformación personal sin precedentes. El practicante floral responsable no abandona su tratamiento ante el efecto paradojal. En cambio, aprovecha para comprenderse y actuar. Consulta al médico y utiliza esta información sabiamente colaborando consigo mismo desde un lugar de privilegio. 

Los efectos paradojales aparecen en la superficie sin pedir permiso y nos confunden. Pero debe entenderse que ellos son solo reflejos de una intensa actividad interior. Ellos expresan, además la enérgica manifestación del sistema de defensas que percibe el ingreso de fuerzas aliadas para su sanación.  
No debe confundirse un efecto paradojal, con "reacciones colaterales adversas", típicas de medicamentos alopáticos. Por más incómodo, doloroso o desagradable que resulte, un efecto paradojal indica que en respuesta al impacto floral, se ha desencadenado un proceso a todas luces benigno, de gran envergadura, una movililzación fabulosa que ha quebrado una nociva "rutina de comportamiento". Tengamos en cuenta las enseñanzas de Jung: "lo bueno no es necesariamente bello, lo bello no es necesariamente bueno". Debe entenderse que las fuerzas defensivas naturales del individuo recuperan su natural resistencia ante un impacto energético como el floral gracias al cual todo organismo vivo consigue rechazar con energía cualquier negatividad presente o futura, toda situación , cosa o persona que se muestre contraria a la salud y al pleno desarrollo de la personalidad. En este proceso energizante, las fuerzas sanadoras -- presentes en todo organismo-- hacen gala de sus dones en todo su esplendor cuando se ven listas nuevamente para llevar a cabo su trabajo de limpiar el sistema y prevenirlo de futuras enfermedades. 

Estas reacciones conocidas como "efectos paradojales" son pruebas contundentes del inquietante trabajo energético que se inicia con un adecuado abordaje floral. Quien ha tenido esta magnífica experiencia, sabe bien hasta qué punto las esencias de este set influyen en el sistema nervioso y en el inmunológico protegiendo sin rodeos de amenazas y riesgos no menores como pueden serlo un ataque cardíaco, una ceguera, una parálisis, un brote alérgico, etc. Ha aprendido de una vez y para siempre acerca de su funcionamiento interior y de cómo manejarse ante los males originados por desequilibrios nerviosos, por resacas de experiencias de shock o ante un estado inarmónico o de frustración general. 
En un trabajo silencioso, las Flores de Bach nos rescatan en el tiempo sin que nosotros nos enteremos. Si además adquirimos conocimiento para potenciar su acción, los tiempos de mejora y progreso se acortan notablemente. Una práctica floral entendida y responsable incrementa su acción: nunca interrumpe un tratamiento por haber experimentado un efecto paradojal.  

Por eso, cuando hablamos de Aflorar, no estamos hablando de "tomar flores de Bach". Y cuando hablamos de Flores de Bach, no estamos hablando de flores. Estamos hablando de recursos curativos y potenciadores de la salud y del bienestar de altísimo poder. Usted puede detectar y comprender mejor el sistema siguiendo nuestro Curso Básico o en nuestro Vademécum 

El practicante aflorador aprende a atravesar ese proceso mal llamado "paradojal" con valentía y conocimiento y cabalga en él hasta el final, hasta donde todo está limpio y puro. Sabe por experiencia propia que cuando una flor ingresa en el sistema y produce esos efectos "paradojales", está sacando afuera lo que se venía gestando en el interior para dejar espacio a la alegría y al óptimo estado de salud. . ( Entiéndase por "alegría" ese estado de serenidad, magnífica armonía y plenitud, tan distinto a los picos altos de la histeria. Entiéndase por salud, a ese cuerpo armonioso y coherente con su edad, que nada tiene que ver con esos cuerpos insuflados de esteroides, anabólicos, no guarda relación con la idea del superhombre o de la eterna juventud, de la narcisística imagen de una inocencia artificiosa con un vigor exigido hasta las lágrimas en los gimnasios de hoy. Nuestra casilla de correo está colmada de mensajes conmovedores, de personas que, siguiendo la guia de nuestros manuales, han conseguido abordar sus realidades desde una perspectiva novedosa y clarificadora y pudieron revertir situaciones adversas recuperando la alegría y la salud. Puede leer algunos casos de éxito desde aquí. Tenga en cuenta Los Manuales de Aflorarte y recomiende esta página a un amigo que podría estar necesitando ayuda. Contribuya a difundir una medicina que, lejos de combatir síntomas, impulsa la cura integral en el fortalecimiento de las fuerzas sanadoras propias de todo organismo vivo y en el estímulo sostenido hacia el desarrollo saludable del hombre.  









“Que la simpleza de este método no los aleje de su empleo"Edward Bach